jueves, abril 15, 2010

DIVERSIDAD CULTURAL E IDENTIDAD VALLECAUCANA

LA CULTURA: UNA CONDICIÓN DE LA EXISTENCIA HUMANA

Partimos de la cultura como un mecanismo que se vale de múltiples prótesis para suplir la carencia biológica del ser humano. Esto nos permite decir que el ser humano es un ser biológicamente inacabado y que gracias a la formación de las culturas es posible su desarrollo y su evolución, además, esto la hace la directa responsable de la configuración mental y psicológica de sus miembros. Según Freud, gracias a la cultura evitamos la condición hiperreflexiva, que por ser animales racionales nos es imposible ignorar, factor que causa enfermedades mentales como la esquizofrenia. El estado de hiperreflexividad nos hace cuestionar constantemente la forma en que debemos relacionarnos. La cultura da por sentado la manera en que se configuran las relaciones sociales. Así, observamos la importancia de la cultura para el hombre, sin ella no sería una especie viable, simplemente no podría sobrevivir. En síntesis, el proceso de evolución del hombre culmina con la cultura.


"GENTE PACÍFICA" IDENTIDADES MÓVILES Y TERRITORIOS DE TRÁNSITO

El valle del Cauca es un territorio que a lo largo de su historia ha albergado diversas identidades por su ubicación geográfica y el desplazamiento forzoso a causa de la violencia.

En tiempos de transición y reciprocidad, la esencia de las culturas que confluyen, sufren un proceso de adaptación y son víctimas de grandes cambios. Es aquí donde la cultura tradicional se ve influenciada por las comunidades mayormente indígenas y afro, que con nuevas ideas y conocimientos contribuyen a la creación de una mezcla de símbolos que le dan a la región tonalidades múltiples.
Desde el siglo XX, El Valle del Cauca es una región llamativa para las diferentes culturas migrantes que se ven obligadas a desplazarse de su lugar de origen en busca de mejores oportunidades de desarrollo económico y seguridad política.
En la reciente visita al Museo Lilí, de la universidad Autónoma de Occidente, encontramos hallazgos arqueológicos precolombinos, confiscados generalmente en aeropuertos por tráfico ilegal de patrimonio cultural, que nos permitieron identificar las diferentes culturas indígenas que se trasladaron a estos territorios desde diferentes puntos lejanos como los Quichua, Misak, Yanacona, Kofán, Nasa e Inga.

Para Anthony Sampson la cultura es un sistema simbólico amarrado por normas, donde la religión, la lengua y el ideal de belleza son claves para la interrelación de los individuos. Un ejemplo son los artilugios religiosos que pudimos ver en el Museo Lilí, que van desde las urnas funerarias que representan a la maternidad hasta las máscaras, collares y figuras antropomorfas que nos permiten identificar la forma en que estas culturas idealizan el cuerpo humano.

Los bastones ceremoniales que representan mando para regular las relaciones sociales, nos muestran la importancia que tiene para una cultura buscar mecanismos que establezcan organización de parentesco, los modos de establecer la alianza matrimonial y familiar, de fijar la vecindad, trazar el linaje, fijar la pertenecía al clan, totem, tribu, etnia, eventualmente a una nación o estado para levantar los cimientos normativos del derecho y la concepción de la justicia que le es inherente como nos dice Freud.


La comunidad Afro proviene principalmente del sur del país. Llegó a finales del siglo XX al sentirse atraída por la posibilidad de desarrollo en la zona del Valle. En Cali, se aposentaron en el oriente de la ciudad bajo condiciones precarias modificando la topografía y crearon diversas colonias emulando la cultura de donde provenían para sentirse parte de algo que conocen.
Esto nos permite ver cómo la cultura evita un estado de perplejidad y cómo constituye un marco explicativo que confiera una significación coherente para la vida humana, respondiendo convincentemente al surgimiento de interrogantes desconcertantes y paralizantes.



La función protectora que la cultura ejerce, esencialmente elude a la conservación para evitar la efracción del espacio cultural. De esta forma podemos identificar en los habitantes del barrio Colonia Nariñense el recelo por salir de los límites de su barrio. En el documental "La Resbaloza" los miembros de la colonia expresan la comodidad que les ofrecen los estatutos morales de su comunidad y el temor que sienten al estar fuera de ella.
También observamos cómo se crea un simbolismo a través del lenguaje. La música y su forma de bailarla representan la forma pacífica más importante de relacionarse. Por esto la taberna “La Resbaloza”, se convierte en un espacio de integración social.
Así mismo, en otras actividades de esta población identificamos ciertos parámetros que configuran toda cultura. Una característica de esta, es la necesidad de perpetuarse como unidad cultural y que sus elementos característicos y únicos no prescriban y pasen a otras generaciones. Es por eso que los habitantes del barrio hacen videos de su cotidianidad, y que proyectan cada viernes para afianzar la simbología y el sentido de su cultura.
Durante los procesos de movilidad e intercambio, los fundamentos de las culturas tanto migrantes como receptoras sufren diversas transformaciones. Aunque las características de los encuentros son disímiles, siendo unos de común acuerdo y otros conflictivos y discriminadores, todos permiten apreciar que la cultura puede ser vista como una dimensión que no habla de una tradición única, si no que en ella confluyen diferentes referentes de vida, lenguajes e identidades.
El Valle del Cauca, se transforma al ritmo de las culturas que transitan por sus territorios enriqueciendo su legado cultural. Y es ahí donde nos encontramos con un crisol de identidades que día a día siguen construyendo una nueva identidad colectiva, que nos invita a redescubrir lo que nos hace únicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario